jueves, septiembre 13, 2007

Razones para ser una superestrella


Rock en Seine
Dominio nacional de Saint Cloud
Domingo 26 de agosto
Kings of Leon - Faithless - Björk

A mediados de los noventa en mi Micra siempre había una cinta que por una cara contenía Debut y por la otra Post. Homogenic también me llego pero la pasión se había acabado y la inevitable ruptura sucedio a ese disco. Pérdida la pista por mucho tiempo y sin ni siquiera haber prestado atención a la carrera filmatográfica de la cantante de Squarepusher me senté el domingo 26 de agosto a ver un concierto de mi antiguo amor musical añorando el pasado.

Los viejos amores nunca vuelven, pero cuando uno está 125 minutos escuchando su propio pasado, en un marco como el del dominio nacional de Saint Cloud, y en circunstancias personales propicias para el ensimismamiento se recupera la fé.

El colorido espectaculo de la islandesa, la excelente escenografía y el perfecto sonido ayudaron lo suyo....pero nada de eso hubiera servido para lo más mínimo si en el centro de todo el montaje no hubiera estado la voz más impresionante que uno pueda imaginar. El chorro de voz nitido y contundente que emana del pequeño cuerpo dejó a las 40000 personas congregadas sin voz. Pocas veces he seguido un concierto en un festival, y van ya unos cuantos, en el que se respirara ser testigo de uno de esos conciertos que se van a quedar grabados en tu vida.

Björk y el Rock en seine van a pasar directamente a la lista de conciertos que uno no podrá olvidar nunca. el olimpo de Morrisey en el Zenith., Placebo en el Metropolis de Montreal, Los Planetas en Granada en el Esparrago o el Azken Guda Dantza de Kortatu.

Durante unos días pensé que el concierto había producido el impacto antes descrito por las circunstancias personales que lo rodearon, pero tras discutir con otra gente presente en el parque de saint cloud, poco amantes del genio islandés, me rendí a la evidencia de que había sido la música la que habia originado el milagro.

El concierto de Björk vino además precedido de dos conciertos, unos pésimos Kings of Leon, que forman parte en mi opinión de esos grupos que nunca debieron haber salido del pueblo pérdido de Estados Unidos del que salieron.

Faithless es otra cosa. Uno se ha tirado dos años en Barcelona oyendo "God is a DJ" ante de salir de marcha sin haber tenido nunca la ocasión de disfrutar del directo de Rollo y compañía. Y no le han defraudado. arrolladores ante un público francés apático. Lo repito una y otra vez, poco público da menos juego en un concierto que el aburrido público parisino. Una esplanada llena donde apenas unos cientos de personas bailaban al ritmo de Imnsonia o God i a DJ es el ejemplo claro del extraño coolismo parisino que consiste en posturas inmóviles. Aun a pesar de ellos Faithless dejó todo su repertorio clásico y canciones del nuevo disco como Mass destruction que hicieron botar a los pocos dispuestos a hacerlo.

excelente día en el Rock en seine

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