jueves, junio 21, 2007

El maquillaje de Sarkozy y la política de dormitorio

No es tonto el pequeño presidente francés. Tras una campaña ejemplar en el manejo de los temas y del ritmo y sobre todo de la prensa, ahora sigue manteniendo su imagen de hombre febril, abierto y dinámico.

Se ha apuntado un tanto con la inclusión de socialistas en su Gobierno, un gabinete más diverso y menos ligado a las tradiciones republicanas y la casi paridad de género. De esta manera se desliga del sistema de castas por educación y de homogeneidad que caracterizaba a los Gobiernos anteriores.

Sarkozy tiene una idea en la cabeza, acumular reformas en sus primeros meses, aprovechando la apisonadora de la Asamblea Nacional y el desconcierto de una izquierda rota.

Para no verse en el mismo atolladero que Juppé en el 97, antes de hacer reforma alguna ha encargado a Fillon que desactive la posible bomba sindical estableciendo nuevas leyes de servicios mínimos que eviten la parálisis de Paris que suele suceder a cualquier intento de reforma.

Ciertos signos de autoritarismo preocupantes asoman por debajo del maquillaje. El hecho de que las imágenes de Sarkozy “contento” tras su encuentro con Putin en la cumbre del G-8 (http://www.elpais.com/articulo/internacional/Sarkozy/bebo/alcohol/gusta/elpepuint/20070620elpepuint_15/Tes) no hayan sido mostradas en Francia en ninguna televisión es bastante significativo y grave. Entre grupos mediáticos controlados por amigos del presidente y una televisión pública más servil que nunca en el hexágono el rodillo va a ser también evidente en la información.

La reacción higiénica de los franceses en la segunda vuelta de las legislativas cediendo menos poder del esperado al UMP, es el primer signo de preocupación de la ciudadanía ante el poder que viene.

En el otro bando tenemos a un partido resquebrajado, donde se habla más de los problemas conyugales de la pareja dirigente que de lo que se va a hacer para intentar recuperar la confianza de los franceses. Una vez mas la derrota va a poner de relieve las miserias de los políticos cuando están alejados del poder. Hollande deja su cargo de primer secretario y la batalla por su puesto va a repetir los patrones de las primarias socialistas: S. Royal con su base de adherentes de nueva ola, frente a los socialistas de siempre agrupados en torno a una (D. Strauss-Kahn) o varias figuras.

En el primero de los casos, lo tendrá difícil Royal su pobre rendimiento electoral y sus limitaciones en lo intelectual la han dejado en entredicho y ya no representa la sorpresa y el dinamismo feminismo que se vendió en las primarias. Con la recuperación de la socialdemocracia liberal y el apoyo de los nuevos jóvenes dirigentes como Manuel Valls u otros, quizás se pueda empezar a construir un partido para recuperar el poder.