domingo, julio 08, 2007

Reflexion sobre la bondad de la acogida de niños saharauis en España

Esta mañana he encontradol a unos amigos de mi padre que venían con una niña saharauí de unos 10-12 años que venía a pasar una temporada con ellos. Como en otra ocasión mis tios y como otros cientos de niños cada verano, la niña se apresta a pasar una temporada en lo que se llama Programa de vacaciones en paz.



Volviendo a casa en el autobús me he puesto a pensar en si es positivo o negativo que una niña descubra por un tiempo limitado que algunos tenemos la suerte de vivir mejor que lo que ella conoce (al menos en el aspecto material) y que efectos puede tener estos meses en ella y en su vuelta a casa.



En cierto modo estos niños son utilizados por la sociedad española para lavar la mala conciencia generada por el abandono del pueblo saharaui a manos de marroquís y mauritanos en 1976. La buena voluntad de las familias de acogida es innegable pero por otro lado, me da la impresión que en algunos casos la buena voluntad puede producir efectos negativos en niños que pueden no entender porque la parte mala de la vida les ha tocado a ellos y la buena a los hijos de la familia donde han ido.



No sólo los españoles lavan su conciencia, sino que también el Frente Polisario utiliza de algún modo a esos niños para mantener viva su presencia, cada vez más reducida en los medios de comunicación por cierto, entre los españoles y que la corriente de simpatía general hacia la causa saharauí no desaparezca.



No quiero con lo dicho anteriormente, oponerme a que los niños pasen los meses de verano en un entorno diferente y positivo, alejado de los problemas de los campos de refugiados en Argelia. Creo que estos niños merecen estas vacaciones más que nadie y que en muchos casos el efecto puede ser positivo. Además me consta que también ellos afectan a las familias de acogida y que en muchos casos los lazos establecidos perduran en el tiempo. Simplemente reflexionaba un poco sin rumbo sobre el asunto sin llegar a ninguna conclusión...

Parada en boxes en la subida a la plaza mayor de Cuenca

El Mirador del Huecar.
C/ Alfonso VIII 81. 16001 Cuenca

08/07/07

Entradas : ajo arriero y pimientos de piquillo rellenos con mus de marisco
Arroz con bogavante y rape
Tarta de chocolate
Cafe
Vino: Gran fontal 2003

40€

Marco : En la subida a la plaza Mayor de Cuenca sólo se encontraba el mítico Las Brasas de los bocadillos de lomo con pimientos que separaban las litronas de las tardes de los cubatas de la noche en mi adolescencia y juventud.

Ahora ya no está solo, ahora hay un restaurante agradable con vistas a la hoz del Huecar. Un marco con decoración y servicio simpáticos y buena comida a un precio un tanto elevado.

Comida : El ajoarriero era casero y excelente, aunque puede ser que el tiempo que llevaba sin tomar uno de mis platos preferidos atempera la objetividad del juicio. Los pimientos de piquillo sin embargo no me han parecido gran cosa.

Para evaluar el arroz con bogavante hay que empezar diciendo que yo siempre he preferido el arroz sin caldo y las paellas al arroz caldoso. El arroz entre líquido me recuerda a la sopa de arroz asquerosa que comía en mi colegio cuando tenía 8 años y ese recuerdo traumatiza la experiencia. Pese a todo el arroz de hoy me ha gustado bastante y tenía mucho gusto con bastante bogavante, gambas y rape.

La tarta de chocolate era más bien de moka cubierta de chocolate y no era nada especial.

Vino : El vino conquense tenía un sabor afrutado muy de mi gusto.

Precio : Un poco caro para la calidad ofrecida

6/10