Descubrí la semana pasada la Bierstraße en Palma de Mallorca, playa del Arenal, es un ejemplo de lo mejor y de lo peor del turismo de masa en España.
La calle se encuentra perpendicular a una playa llena de gente joven pasándoselo bien, disfrutando de sangría y cerveza a go-go. Enormes cubos de fregar llenos del líquido alcohólico preferido con pajitas de enorme longitud para poder reposarse bajo la sombrilla o tostarse al sol a conveniencia.
En la misma playa se encuentra un local disfrazado de antigua abadía o a la inversa donde mirando gigantescas pantallas, los alemanes continúan su epopeya etílica mientras comienza la Bundesliga.
El bar de la imagen tiene un mecanismo curioso de competición alcohólica: decenas de mesas con tres grifos surtidores de cerveza (2) y sangría (1) y un contados para medir el consumo cual surtidor de gasolineras. Un marcador muestra continuamente la clasificación en litros ingeridos de las diferentes mesas, así como los records de la temporada y absolutos.
El dueño nos comento que existen otros 4 locales del mismo tipo en España con enormes almacenes de cerveza y mecanismos sofisticados de medición y de surtido de cerveza.
Gente joven, turismo barato, alcoholismo, juergas, algún conflicto dicen los que critican este tipo de lugares ensimismados en su mediocre mundo conservador y mezquino… yo personalmente no veo que tiene de malo que la gente se evada de sus vidas en lugares así y además me lo paso requetebién cuando allí me encuentro
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