No hay noticia buena en el mundo de los deportes. Si hace una semana nos dejaba el capitán del Atlético para intentar zafarse de la mierda gilista, hoy me entero que se retira un deportista de los que merecen ser llamados tales y no de aquellos que gustan de deportivos, tías buenas y billeteras repletas.
Nacho-cho se retira del baloncesto. En el Magariños, como no podía ser de otra forma, y tras 19 años de baloncesto puro. Lastima que Nacho-cho se haya tenido que retirar con una camiseta distinta de la de toda su vida, esto habrá que achacárselo al deporte moderno, que no tiene consideración por nadie. Lo positivo es que ahora comienza una carrera como entrenador y seguro que será de los buenos, porque Nacho-cho entiende de esto y es un caballero.
16 años en el primer equipo de Estudiantes, en la mejor etapa de la historia del primer equipo de baloncesto del país, con permiso de la Penya.
Una Final Four en Estambul que fuimos para ganar y volvimos habiendo ganado, aun cuartos. Una final de infarto de la ACB tras una semifinal donde Nacho-cho dio su máximo nivel u otra no menos intensa de la Korac ambas perdidas contra uno de los equipos de basket alimentados con dinero del fútbol, dos copas del Rey y miles de partidos a tope…. pero sobre todo diversión, lo que proporcionaba Nacho-cho en una cancha es juego divertido y atrevido, espectáculo típico de gente que esta en el parquet para pasarlo bien, el espíritu colegial puro en torno a un jugador para la memoria.
Hoy el baloncesto en España esta en su apogeo gracias a chicos de la generación siguiente a la de Nacho-cho, pero la generación actual ha mamado el baloncesto de lucha, entrega y diversión que significaban los Villacampa, Jiménez, Fernando Martin, Romay o Nacho-cho y son fruto de éstos.
Los triples inverosímiles, los contraataques infernales marca de la casa, las asistencias maravillosas, todo eso pasa al recuerdo hoy para desearle la mejor de las suertes como entrenador al gran capitán de Estudiantes.
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