No, no voy a hablar de los nacionalismos malignos del PP y su obsesión con la ruptura del Estado.
En la cola del concierto de los Rolling Stones de la semana pasada, la misma policía hizo el agosto imponiendo multas de 300€ a cada pobre damnificado que se refrescaba con alcohol en la misma. Imagino que las arcas municipales deben estar llenas e igual podemos tapar los agujeros de los túneles de
En la noche del viernes pasado, víspera del Gay Pride europeo en Madrid, a las 3:00, cientos de municipales haciendo horas extra hicieron una Blitzkrieg portentosa para que no quedara ni un bar abierto a las 3:05. A fe, que lo consiguieron.
No es el ayuntamiento de Madrid el único que se ha hecho fuerte en la calle. El Ayuntamiento de Hereu, antes de Clos, en Barcelona se ha sacado de la manga una pintoresca “ordenanza de medidas para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana”, entre otras cosas la rimbombante ordenanza prohíbe hacer skate en la calle, impone multas a mendigos, multa a compradores del top-manta o a prostitutas.
No quiero aquí criticar puntos concretos de las ordenanzas o actuaciones, sólo señalar que hay un movimiento de fondo para terminar con una manera de vivir la calle típicamente española, imponiendo restricciones, limitando horarios y reprimiendo actitudes.
Como me decía un francés residente en Barcelona ayer: “yo me vuelvo a Paris porque España ya no es España y ya estoy harto de no reconocerla”.
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