martes, julio 03, 2007

La España que desaparece

No, no voy a hablar de los nacionalismos malignos del PP y su obsesión con la ruptura del Estado.

Últimamente se vienen repitiendo actos que, a mi entender, son significativos de un cambio de fondo en la sociedad española.

En mayo la policía municipal de Madrid decidió, contra la legislación que permite beber en lugares públicos en días festivos, disolver a unos jóvenes de la plaza del dos de mayo usurpando la función de los cuerpos antidisturbios de la Policía Nacional. La policía de Gallardón nos amenizó los telediarios con imágenes grotescas en las que devolvían las mismas botellas que les eran arrojadas, faltos de material antidisturbios y preparación para este tipo de actos.

En la cola del concierto de los Rolling Stones de la semana pasada, la misma policía hizo el agosto imponiendo multas de 300€ a cada pobre damnificado que se refrescaba con alcohol en la misma. Imagino que las arcas municipales deben estar llenas e igual podemos tapar los agujeros de los túneles de la M-30.

En la noche del viernes pasado, víspera del Gay Pride europeo en Madrid, a las 3:00, cientos de municipales haciendo horas extra hicieron una Blitzkrieg portentosa para que no quedara ni un bar abierto a las 3:05. A fe, que lo consiguieron.

No es el ayuntamiento de Madrid el único que se ha hecho fuerte en la calle. El Ayuntamiento de Hereu, antes de Clos, en Barcelona se ha sacado de la manga una pintoresca “ordenanza de medidas para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana”, entre otras cosas la rimbombante ordenanza prohíbe hacer skate en la calle, impone multas a mendigos, multa a compradores del top-manta o a prostitutas.

Tampoco se limita a las grandes capitales, Girona en 1996, Valladolid en 2004 Tarragona en 2005, Toledo en 2006….de todos estos consistorios han salido ordenanzas similares para impedir en lo posible que la gente realice actividades “incívicas” en la calle.

No quiero aquí criticar puntos concretos de las ordenanzas o actuaciones, sólo señalar que hay un movimiento de fondo para terminar con una manera de vivir la calle típicamente española, imponiendo restricciones, limitando horarios y reprimiendo actitudes.

Cabe destacar como todas estas medidas en casi ningún caso han venido precedida de un debate publico sobre los problemas reales existentes: ruido, alcoholismo juvenil, vandalismo y se han emitido, una vez mas, de espalda a las asociaciones ciudadanas.

Como me decía un francés residente en Barcelona ayer: “yo me vuelvo a Paris porque España ya no es España y ya estoy harto de no reconocerla”.

No hay comentarios: