Hoy leemos en EL PAIS que gracias a la evolución de la ciencia, una pareja que tenia altas probabilidades de transmitir una enfermedad a sus hijos ha engendrado una Carmen libre de dicha enfermedad.
El procedimiento, realizado en un hospital público de Sevilla (a subrayar lo de público) consiste en seleccionar entre varios embriones aquellos que presentan menos riesgos.
No podemos, ante la noticia, sino asombrarnos de los avances técnicos y felicitar a los padres y a los médicos del hospital.
Contrasta la noticia con el primer veto del actual inquilino de la Casa Blanca hace una semana. George W. Bush ejerció su derecho al veto sobre una ley aprobada ampliamente en el Congreso y el Senado americano para ampliar el apoyo federal a la investigación con células embrionarias. El poderoso lobby ultra conservador y ultra cerril que lleva las riendas de la potencia mundial se sale con la suya. (leer noticia)
Afortunadamente el veto no significa que la investigación se vaya a parar en la primera potencia investigadora mundial. Seguirá con fondos estatales y privados, a no ser que a Bush le dé por prohibir a investigación, que seguro que lo ha pensado.
Sin embargo, el contraste entre ambas noticias nos muestran como el avance de la humanidad se ve siempre coartado por las mismas dogmáticas ideas religiosas y como el Estado no puede obviar su responsabilidad con respecto al avance de la sociedad.
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