viernes, julio 20, 2007
Un sitio imprescindible por Odeon....
Au Père Louis
38, rue Monsieur Le Prince
75006 Paris
19/07/2007
Aperitivo: Floc de Gascogne et Lillet
Plato unico: Cote de boeuf (entrecot) / Magret de canard (magret de pato) / Confit de canard (pato confitado)
Postre : Moelleux au chocolat (tarta de chocolate)
Vino : Minervois
Café
30€
El Père Louis es un clásico para tomar un aperitivo muy cercano a La Sorbonne. En su pequeña sala del piso bajo y en la calle, cuando el tiempo lo permite, se reúne siempre una clientela de habituales a tomar aperitivos compuestos en base a vino, tradicionales de Toulouse et la región occitana.
Además se pueden acompañar los excelentes aperitivos del local con platos de patatas fritas o de embutidos de Occitania, todo de primera calidad.
Ayer por primera vez también probé el restaurante y no quedé defraudado; La suma de aperitivo mas restaurante hacen de este lugar un imprescindible en la ciudad.
Marco: El decorado es de lo más clásico en Paris, mesas de madera, paredes desnudas de adornos y techos bajos que hacen rebotar el sonido de las conversaciones convirtiendo el lugar en una jaula de grillos.
Comida: El aperitivo da apetito con bastante alcohol, mejor a mi gusto el Floc de Gascogne que el Lillet demasiado rudo.
Pedimos una ensalada pero la olvidaron y pasamos directos al plato, compartimos un magret, un confit y un entrecot, todos ellos bien presentados con abundante acompañamiento y salsas variadas. El confit era de los mejores que he tomado muy tierno, el magret un poco seco pero con una salsa de miel no muy dulce y buenísima. El entrecot de dimensiones considerables y con una salsa de pimienta que le daba un toque magnifico.
Vino : El vino recomendado de la casa también ayudo a que la cena fuera un placer, tinto pero a consumir fresco por sus condiciones de origen, lo que se agradecía en el ambiente cargado de la noche.
Servicio: Ya en el bar, las veces que he ido, la simpatía de los camareros y sus ganas de sugerir a gusto del consumidor me han chocado porque están fuera de lo común para lo que es habitual en la ciudad. La simpatía corre por las venas de este bar y también del restaurante, con un camarero que hizo todo lo que un buen camarero puede hacer para que los comensales pasaran una agradable noche.
Lo dicho, a no perdérselo en Odeon, ni en Paris
7,5/10
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